Há quem precise de uma eternidade para se apaixonar por uma voz. A mim, bastaram-me 15 segundos e este refrão saído das entranhas de Lhasa de Sela:
«He venido al desierto pa irme de tu amor/ Que el desierto es mas tierno y la espina besa mejor/ he venido a este centro de la nada pa gritar/ Que tu nunca mereciste lo que que tanto quise dar/ He venido yo corriendo olivandome de ti/ Dame un beso pajarillo, no te asustes colibrí/ He venido encendida al desierto pa quemar/ Porque el Alma prende fuego cuando deja de amar»